Se clausuró la 68ª edición del Festival de Cine de Venecia, con la entrega de unos premiso que la prensa ha calificado de justos, pese a que maestros como David Cronenberg, Roman Polanski y William Friedkin, que habían recibido elogiosos comentarios, se hayan ido con las manos vacías y a que los favoritos como ‘El topo’, de Tomas Alfredson (’Let me In’) o ‘Life without Principle’, Johnnie To,
no estén entre los galardonados. No sabemos si la crítica internacional
tiene mal olfato para vaticinar los premiados o si los gustos del
jurado son demasiado particulares… pero puestos a elegir, aunque sea sin
haber visto ninguna de las películas a concurso, me quedaría con lo
segundo.
El León de Oro a la mejor película se lo llevó ‘Faust’, una adaptación, rodada en alemán, del texto de Goethe del ruso Aleksandr Nikoláyevich Sokúrov, responsable de ‘Madre e hijo’, ‘El arca rusa’ y ‘Moloch’; que se ha calificado de “caótica pero poética”. El presidente del jurado, Darren Aronofsky,
declaró antes de entregar el premio que la película había conmovido a
todos los miembros del jurado por igual. Es decir que, al parecer, en
esta ocasión, a diferencia del premio de Cannes a Apichatpong Weerasethakul, sí hubo unanimidad.
En las categorías actorales es donde sí aparecen películas que la prensa esperaba ver entre las premiadas. Es el caso de ‘Shame’, de Steve McQueen, por la que Michael Fassbender obtiene Copa Volpi al mejor actor, y ‘Tao Jie’ (’ A Simple Life’), de Ann Hui, que se lleva el de mejor actriz la anciana Deannie Yip.
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