martes, 6 de diciembre de 2016

CRFIC 2016

ENTRETENIMIENTO
CRFIC 2016

Marcelo Quesada, director: ‘El festival pretende generar emoción por medio del cine’


En esta entrevista, el director artístico del Costa Rica Festival Internacional de Cine nos habla del énfasis de esta edición, un tema polémico, las semillas que dejan y cómo acercarse a la actividad
Desde que asumió el puesto como director artístico en el 2015, Marcelo Quesada ha sido enfático en darle una identidad clara al festival. Fotografía: Mayela López 

–¿Qué implica que la edición del 2016 lleve la etiqueta de “salvaje”? ¿Qué pasó entre el “cine sin maquillaje” del 2015 y “salvaje”?
–Estamos en un sector en el que cada vez hay una oferta más amplia y variada en cantidad de películas y de festivales. Cada vez hay más oferta de este tipo. Necesitamos diferenciarnos y generar una propuesta que sea clara para que la gente sepa qué se encuentra cuando escucha Costa Rica Festival Internacional de Cine. De allí, la necesidad de consolidar una identidad más clara.
”El año pasado definimos este descriptor del “cine sin maquillaje”, entendiendo que buscábamos películas que se alejaban de la parafernalia que se suele vincular el cine y el glamour con el que se relacionan los festivales, que es bastante lejano a la forma y al tipo de proyectos que se están generando en esta parte del mundo. El festival responde, en gran medida, al contexto en el que sucede. El “cine sin maquillaje” nos acercaba a películas honestas, películas que contaban situaciones más cercanas a nuestra realidad y que no se apoyaban tanto en lo extraordinario como muchas veces sucede en el cine más comercial.
”En el 2016, ese cine sin maquillaje evoluciona a salvaje. Entendemos por salvaje algo no domesticado, que creció en libertad, que no tuvo intervenciones ajenas que violentaran ese espíritu creativo; es único y se aleja de lo convencional. Dentro de esta noción de diversidad que procura acercar el proyecto al público local , planteándole que hay un gran espectro de películas que nos estamos perdiendo , estas 72 que elegimos, de más de 600 que visionamos desde el equipo de programación , están unidas por el espíritu libre, rebelde y salvaje desde el cual fueron creadas”.
–Con una amplia oferta de cine independiente, este festival pretende ser la contraparte del cine comercial. ¿Cuáles son las características fundamentales del menú del CRFIC? ¿Qué tipo de cine nos quiere mostrar?
– Este festival, así como la gran mayoría de proyectos de este tipo en el mundo, nace como un contrapeso a la cartelera comercial porque es tremendamente limitada y muestra gran falta de diversidad. Estos proyectos lo que procuran es acercar un menú infinitamente más amplio.

"El festival en 10 días trae películas de 30 países, lo cual no sucede en todo el año en el circuito comercial. Desde esa lógica, estamos trayendo un cine independiente de calidad, que se aleja de lo convencional; estamos trayendo una amplia oferta de cine centroamericano y costarricense , que, en alguna manera, es el plato fuerte del proyecto y lo que nos diferencia de festivales internacionales. Estamos hablando de 21 películas centroamericanas, seis en competencia, cuatro más fuera de competencia y 11 cortometrajes costarricenses. Todas estas películas están vinculadas, precisamente, porque se construyen desde un espíritu más libre, toman riesgos.
”A nivel de géneros, tenemos una gran diversidad de géneros: películas de más de 30 países, hay humor, drama, un gran componente de cine de animación... Hay una oferta amplia en la que se encuentra una diversidad que es bastante atípica”.
–¿Qué oportunidad brinda a los espectadores y al medio cinematográfico?
– Efectivamente, el festival atiende a varios públicos. Por un lado, el público general que se acerca a las salas; nosotros queremos tener mente abierta para generar una propuesta en que encuentre valor un público diverso. Entendemos que algunos se van a acercar porque son cinéfilos y esto, de forma natural, les atrae, y otros se van a acercar porque andan buscando una oferta de entretenimiento; ambos son públicos importantes. E stamos acercando una oferta que procura emocionar; el cine es un motor para generar emociones y esa emoción a algunos se las generará acercarse a cosas nuevas, a otros ver esas películas que están esperando hace meses y que han ido escuchando por su relevancia , a otros encontrar realidades que le son muy cercanas, y a otros viajar a otras partes del mundo... El festival es un canal para generar emoción por medio del cine y ampliar perspectivas y visiones de mundo , y ojalá tenga impacto en la forma de enfrentar la vida cotidiana .
”En términos del sector, estamos comprometidos en consolidarnos como una plataforma importante para las películas que nos dan el honor de tener su estreno. Nos interesa ser un espacio privilegiado de encuentro con el público y acercar el contenido local a la industria; por un lado, a la prensa porque ayuda a generar resonancia alrededor de estos contenidos y esa resonancia permite que el contenido empiece a viajar. Estas historias merecen ser vistas y que se les amplíen los mercados. Costa Rica es un mercado pequeño y necesitamos salir para que estas iniciativas sean más viables. También traemos tomadores de decisiones de espacios muy importantes: programadores, directores de fondos y productores que pueden ayudar a viabilizar estas iniciativas. El festival se convierte en una ventana para estos proyectos.

”El festival tiene una faceta de Industria, que es importante porque brinda asesorías e incentivos económicos a películas nacionales y centroamericanas no finalizadas, en etapa de desarrollo”.
–En un mundo repleto de festivales de cine de la más diversa factura, ¿qué papel debe jugar el CRFIC en una región con una industria en crecimiento y poquísimo intercambio entre países?
–El festival definitivamente tiene que consolidarse como el principal espacio para conocer el talento emergente centroamericano a nivel internacional. De allí que la competencia de largometraje local pasara a ser centroamericana; desde el contenido, compartíamos muchas realidades y rasgos comunes, y producimos en condiciones bastante similares.Es importantísimo para seguir creciendo juntos conocernos y crear redes de trabajos para saber qué se está haciendo al lado.
"En el ámbito estratégico, en el panorama internacional cinematográfico, Centroamérica es vista como una región ya de manera natural, probablemente gracias al trabajo de proyectos como Cinergia, que fueron pioneros en esa idea. Como Centroamérica ha dado señales de consolidación de ciertas voces muy interesantes y ciertos proyectos que han trascendido, se vuelve una región donde la industria está empezando a poner el ojo y, parte de nuestro trabajo, es terminar de propiciar esa atención".
Marcelo Quesada. Fotografía: Mayela López
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Marcelo Quesada. Fotografía: Mayela López
–Entremos en un tema algo polémico. ¿Por qué no se incluyó en competencia un mayor número de producciones costarricenses (solo hay tres)?
–Para crecer necesitamos ser autocríticos y el festival ser riguroso desde su lógica de programación, si no la ventana se diluye. Lo fundamental es consolidar una ventana que genere un impacto. Cuando el nivel de los contenidos es tan diverso, la percepción que se genera sobre el cine que se está haciendo en la región se distorsiona un poco.
”Siempre es importante ser muy claros que el festival evalúa criterios artísticos amplios, pero, en ningún momento, pretende ser no es una voz que defina que una película es buena o mala, mejor o peor. La selección de películas responde también a esta identidad y línea editorial que hablábamos; por lo tanto, no es una cuestión tan contundente de definir si una película es más fuerte o menos fuerte, sino cuáles se acercan más a este espíritu de proyecto que estamos construyendo .
”Aparte, es fundamental enfrentarnos a los que se está haciendo en el resto de la región para saber en qué lugar estamos.
”En cuanto a la cantidad, las secciones nacionales y centroamericanas son una apuesta al sector: al presente y al futuro. Si vemos hacia atrás, hace algunos años era impensable tener una competencia de largometraje porque eran competencia que estaban compuestas por dos o tres películas, eso, a nivel de proyecto, es más una muestra, pero es demasiado limitado para ser una sección competitiva. Hay que ser consciente de que, en el momento actual de nuestra cinematografía, hay años en que tenemos una producción más amplia y años en que es más limitada. Para el 2016, la cantidad era un poquito más limitada; ya sabemos, gracias a la convocatoria de la sección de Industria, que el 2017 va a ser un año tremendamente fuerte y en el que la competencia probablemente se va a ampliar a una mayor cantidad de películas porque la producción es amplia en términos de cantidad y calidad.
–Entre las novedades se destacan filmes dirigidos a otros públicos: uno con relaciones con otras artes en Puentes y otros para los muchachos en De jóvenes. ¿Cuáles necesidades quieren llenar?
–El festival aún es un proyecto bastante joven. Hemos tratado ir dando pasos años a año y que esos pasos se puedan sostener en el tiempo. Desde ese lugar había dos inquietudes que veníamos pensando bastante. Por un lado, la necesidad de atender público joven. Queremos llegar a un público amplio y porque no hay en muchos proyectos de promoción que permitan atender esta falta de diversidad para muchos públicos; sentíamos que en ediciones anteriores nos faltaba generar una oferta para el público joven y nace esta sección que no es estrictamente una sección infantil, sino para audiencias jóvenes en que encontrarán valores niños de 8 o 10 años, pero también jóvenes de 14 y 15 años. Es una sección que puede ir creciendo y ampliando su oferta.
”Respecto a Puentes es una idea que venía desde el 2015, pero que no implementamos y tiene que ver con la necesidad de generar un espacio más libre, que se sacuda del formato más clásico de festival y apelara a la innovación como lenguaje cinematográfico y en formato de exhibición”.
–¿Cuáles semillas que quiere sembrar esta edición del festival?
–Una de las semillas principales es consolidarnos como una plataforma para el sector cinematográfico costarricense y también centroamericano; esto requiere de un proceso y de una construcción que se da en el tiempo. Hemos ido tomando acciones, pero lo que estamos haciendo es poniendo la semilla; son acciones que se van a manifestar de una manera contundente a lo largo de los años.
”Para nosotros es importante consolidar al festival a nivel de forma (cuándo se hace, cuántas películas, etc), pues tenía importantes carencias y, en general, era muy cambiante. Este es un festival que la gente lo puede esperar en diciembre y que apunta mucho a tomar la ciudad, a la intervención urbana. Estamos trabajando en la generación de un circuito caminable, en que todas las sedes estén en un rango que te permita moverte a pie de un lado o otro. Es una semilla que se va sembrando y nos interesa que cale en el público: tomar la ciudad y vivirla, desde el cine, durante 10 días.
"Por otro lado, si es fundamental darle seguimiento a la concepción artística, que procura acercar la noción de diversidad cinematográfica del cine al público; sabemos que esto toma tiempo”.
–¿Cómo vivir un festival que tiene una oferta tan amplia?
–Hay dos aspectos: darse la oportunidad de descubrir y sorprenderse. Me emociona mucho la idea de confiar en el proyecto y acercarse al festival como un todo, más allá de películas como islas. Probablemente vas a encontrar películas que amaste y que odiaste también; eso es parte de la experiencia y ambas te construyen como espectador.
”El festival reconoce esa dificultad y tiene un espacio que procura atenderlo: Rutas. Sucede en dos sentidos: es un espacio físico en la Casa del Cuño y es una propuesta conceptual del equipo de programación que procura armar rutas que conecten una cantidad de películas, a partir de ejes temáticos, artísticos y creativos; sabemos que van a apelar a la gente de una manera más directa.
”Entendemos que algo que diga competencia internacional de largometraje quizá a mucha gente no le dice nada, pero qué tal si hay una ruta del festival que dice “películas de amor y desamor”, o una ruta que se llama ‘Lo político está vivo’, ‘El cine y la música’ o ‘El despertar sexual’.
”La idea es construir nociones más cotidianas con las que sea mucho más fácil vincularse. Son entre 40 o 50 rutas muy diversas, en todas podrán encontrar una guía que sí les resuene en sus gustos e intereses. Está en la Casa del Cuño (contigo a la Antigua Aduana) y, además, hay un impreso que la gente se puede llevar. En la Casa del Cuño habrá personas que le pueden proponer rutas personalizadas, incluso a partir de sus horarios . Este es un esfuerzo por atender la inquietud de cómo se come el festival ”.

DORIAM DÍAZ

ddiaz@nacion.com
Editora de Entretenimiento y Cultura
Periodista y egresada de la Maestría de Literatura de la UCR. Se especializó en la cobertura noticiosa de temas relacionados con teatro, danza, música, literatura, artes plásticas, patrimonio y arquitectura. Editora de Áncora.
Doriam Díaz

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